María Elena Gallay y Juan Barila, son protagonistas de una época de crecimiento de la profesión, pero, a su vez, son transmisores de hechos ocurridos mucho antes que llegaran a ser los referentes para cientos de alumnos a los que formaron. Hace un tiempo, en una reunión informal, refirieron hechos de los comienzos del tránsito aéreo, tan divertidos y novedosos para mí, por ejemplo, llamar PIRI - PIPÍ a los Radiotelegrafistas, por el peculiar sonido del sistema MORSE, que les pedí me permitieran volcarlos en la primera Columna de este año. A través de sus dichos conozcamos los inicios de una profesión a la que, yo también, aprendí a respetar y valorar. Dice Juan: Corría la década del 40. A Ezeiza llegaba Panagra, con aeronaves de pequeño porte, sin rutas precisas, guiados por los horarios fijados por la empresa. También estaban los vuelos de cabotaje de Aerolíneas Argentinas, en realidad ´hidroaviones´, que despegaban y acuatizaban en el Río de la Plata. En 1949 s